“Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él.”, Henry Ford

Saber enfrentar las situaciones que nos ponen contra la pared o que sentimos como derrotas o fracasos, es saber ser resiliente, es aprender y poner en práctica el nuevo conocimiento. “Esto no lo hacen las empresas, lo hacen las personas dentro de las empresas”, comentaba un experto en Coaching.

Por tanto la reflexión y análisis en momentos críticos pueden proponerse a:

1) Ser conscientes de nuestras emociones, sobre todo en los momentos tensión. Si ignoramos los temores, jamás podremos tener una actitud positiva frente a ellos.

2) Controlar el estrés y la incertidumbre. Las personas resilientes tienen una mayor capacidad para gestionar estos dos conceptos tan habituales en el ámbito laboral. Aunque no siempre resulte fácil, debemos tratar de que los sentimientos negativos no nos alteren en exceso.

3) Ser flexible con las opiniones de los demás. Si sabemos adaptarnos a los cambios, aunque sean negativos habrá menos posibilidades de pasarlo mal por ellos. Si se produce una novedad en el trabajo pronto aparecerán las disputas y las opiniones. Ser capaz de practicar la escucha activa nos evitará discusiones y malentendidos.

4) Paciencia. El frenesí por obtener resultados a corto plazo hace que muchas veces tomemos decisiones precipitadas. En el trabajo es el peor enemigo. La paciencia y la capacidad de espera se deben poner en práctica cuando las metas a medio o largo plazo prevalecen sobre los deseos del momento. Controlar los impulsos es un éxito garantizado en el trabajo en equipo.

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