Cada vez más empresas recurren a la modalidad del teletrabajo o trabajo a distancia, una tendencia que lleva a que más empleados dejen de estar en la sede de la compañía en la que trabajan para desarrollar su actividad diaria.

Recientemente la prestigiosa London Business School pronosticó que hacia el 2020 el 50 por ciento de los trabajadores no acudirán a sus oficinas.

El fenómeno ya no es solamente impulsado por las nuevas generaciones sino que las empresas han visto que, bien desarrollado, este concepto trae beneficios en la productividad laboral ya que las personas no pierden tiempo en trasladarse como así también en la ocupación de empleados que no pueden salir de sus casas por diversos motivos (maternidad, incapacidad física, etc).

Incluso varios países benefician impositivamente a las empresas si logran que un determinado porcentaje de sus empleados logren una cierta cantidad de días de teletrabajo.

Este nuevo modelo de relación laboral, en la que desaparece la ubicación física en la empresa, supone un acompañamiento tecnológico que funcione como una herramienta de supervisión de horarios y presentismo y verificar así su normal funcionamiento en el día a día.

Evolución histórica
Este tipo de control lleva varias centurias desde una anotación en papel por parte de algún supervisor hasta equipamiento autónomo y automático que ejerce la tarea.

Esta preocupación no es nueva ya que a principios del siglo XX se desarrolló el firmógrafo en donde se marcaban los horarios de entradas, salidas y pausas, seguidas de la firma de la persona que realizaba el registro.

Por muchos años se contó y se cuenta aún con relojes electromecánicos que imprimen la fecha y hora en una tarjeta de cartulina que pertenece a un determinado empleado.

Esta información se recopila manualmente para realizar el control horario y la posterior liquidación de sueldos de las personas.
En materia de dispositivos para control de personal, los primeros avances comenzaron hacia fines de los años ´80, con el desarrollo de relojes computarizados que permitían este mismo control pero con tarjetas de banda magnética, tarjetas de código de barras y tarjetas de proximidad RFID, que a diferencia de los electromecánicos que se utilizaban hasta ese entonces, permitían recopilar la información en un software instalado en una computadora y generar información, reportes y estadística diversos para un mayor control de la operación particular de quienes realizan las tareas.
La evolución alcanzada hoy permite contar con dispositivos de control biométrico capaces de lograr el reconocimiento único de las personas para verificar su identidad a la hora de realizar un registro.

Existen disponibles en el mercado diversos lectores que trabajan de manera individual o en combinación con otras tecnologías para ofrecer mayor seguridad.

El uso de dispositivos que ofrecen mayor seguridad puede determinarse por el tipo de actividad que se quiera controlar.
No es lo mismo controlar la presencia de un guardia en la bóveda de un banco que un empleado que trabaja en un local de un shopping.
Se pueden combinar diversos lectores biométricos, tarjetas y teclados en un mismo reloj para verificar quién realiza un registro en los mismos.
Los lectores biométricos disponibles para estas tareas incluyen los faciales que identifican el rostro de las personas, lectores de huellas dactilares, de iris, de geometría de la mano y de venas.

Las nuevas modalidades de teletrabajo obligan a nuevos tipos de controles.

Es así que hoy se amplía la oferta de sistemas de control y aparece el Control Mobile. Dado la increíble penetración y crecimiento de smartphones y tabletas en poder de las personas es que estos controles se hacen más accesibles desde un punto de vista tecnológico como también económico.

En este tipo de controles, no se pretende seguir permanentemente a las personas sino que se ejerce la misma tarea de realizar un registro horario como se realiza en un reloj dentro de una empresa pero fuera de ella.

Básicamente se instala una aplicación en el smartphone/tableta del empleado que mediante ciertas configuraciones permiten geolocalizarlo y realizar sus registros horarios de manera manual o automática según determine su empleador.

Esta modalidad admite realizar registros múltiples y de distintas locaciones lo que permite cubrir actividades de personas que a lo largo de una jornada debe ocupar tareas en distintos establecimientos sean o no de su empleador.

Es importante destacar que en los tiempos que corren, las personas se han acostumbrado a contar con información al instante. El control mobile brinda información instantánea tanto al empleado como al empleador.

La tecnología para el control horario va a continuar evolucionando y en lo que respecta al control mobile, ya están en desarrollo los controles biométricos faciales, de huella dactilar y de iris para que se verifique la autenticidad de quien realice un registro desde un smartphone o bien una tableta.

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